Cuando empiezas a cuidar a un niño adquieres, entre otros, el poder de estirar las extremidades superiores hasta el infinito y más allá.
Lo curioso es que siempre es tu brazo el que se estira, ¿qué truco tendrán esos locos bajitos?
Cuando empiezas a cuidar a un niño adquieres, entre otros, el poder de estirar las extremidades superiores hasta el infinito y más allá.
Lo curioso es que siempre es tu brazo el que se estira, ¿qué truco tendrán esos locos bajitos?